Arizónicas Yermas
La red de carriles bici y el servicio público de bicicletas constituyen el mejor y mayor cambio de la Sevilla actual. Los han pintado de verde porque es el color del ecologismo, pero en cuanto a verdor de jardinería tiene el enemigo en casa. En el Ayuntamiento ha de investigarse quién reincide en la plantación y mantenimiento de plantas y árboles que se mueren a los pocos meses, dilapidando el dinero del contribuyente. Ya les hablé de los 126 palmitos que pasaron a mejor vida en el Muelle de la Sal. Ahora toca el obituario por unas 100 arizónicas instaladas para jalonar un ramal del carril bici que va por una vía de servicio en paralelo al viaducto del Alamillo, cerca del Hotel Renacimiento y de la Escuela de Ingenieros.
Hace sólo ocho meses terminaron ese tramo de vía verde, de unos 300 metros de longitud, colindante a una zona de naranjos y álamos. Y plantaron las citadas arizónicas, de casi dos metros de altura. Si les coge de camino, en una de sus excursiones al Alamillo, podrán comprobar cómo, en un paisaje de árboles bien hermosos, resalta el triste color de las arizónicas yermas. Expertos en la materia calculan que la fracasada plantación ha podido costar unos 8.500 euros, incluyendo también la mano de obra.
Tacita a tacita se nos va el dinero por mera dejadez y descoordinación. Los 126 palmitos secos del paseo fluvial junto al Monumento a la Tolerancia han sido retirados de las jardineras metálicas. El precio de mercado de cada palmito es de unos 10 euros, y el de cada jardinera es de 340 euros. Espero que al Ayuntamiento le hayan hecho una buena rebaja en su compra. Pero, con costes de transporte e instalación, la doble fila de plantas achicharradas en recipientes inadecuados para las mismas probablemente nos ha costado 40.000 euros.
Estimados convecinos: cuando salgan de paseo en bicicleta, no olviden cargar con bidones de agua (de Emasesa) para regar las plantas destinadas a los carriles bici.
Fuente: Diario de Sevilla / Jose Luis Pavón