El año de la bicicleta
El carril bici, con todos los defectos y apresuramientos de su construcción preelectoral, ha sido la hendidura por la que se han abierto paso muchos ciudadanos para mostrar y demostrar que hay aspectos en los que nuestra sociedad está muy por delante de los moldes que la encorsetan. Ésa es la gran lección a tener en cuenta. Hay ganas de enfrentarse a los problemas y de tomar partido cuando se dan las condiciones para desenvolverse. Circular en bici es un riesgo suplementario porque la hegemonía de los coches y los malos modos con los que se circula han ahuyentado en infinidad de ocasiones las ganas de moverse así por la ciudad. Ahora es posible ver en bici a señoras de Los Remedios, estudiantes del Porvenir, oficinistas de la Macarena y profesionales con puesto de trabajo en el centro.
La instalación del sistema de bicicletas de alquiler, con la ventajosa gratuidad en la mayoría de los trayectos, que son los inferiores a 30 minutos, ha multiplicado la proliferación de tránsitos en bici. Ya se ha corrido la voz entre los turistas y a diario veo extranjeros que se mueven de esa guisa en sus itinerarios por libre, montados en los vehículos a dos ruedas con el logo del Ayuntamiento. Aunque sudan, dan menos olor que los coches… de caballos. Eso que ha ganado la calidad de vida del transeúnte.
