La etapa reina del carril
El carril bici de Santa Justa ocupa un tramo donde nunca da el sol. Una estructura de hierro repleta de enredaderas y campanillas blancas lo tapa por completo, creando un paseo sombrío de pérgolas que alivia el calor típico de Sevilla en esta época del año y en casi todas las demás.
Situado entre Nervión y José Laguillo, es un tramo bastante limpio (excepto por algunas campanillas que caen de la urdimbre vegetal cuando el viento sopla) y sin imperfecciones: no hay baches ni grietas y se conserva en muy buen estado. Junto a éste, una estación de bicicletas para aquellos usuarios que, a falta de bici propia o por pura comodidad, decidieron sacar un bono para poder hacer uso de este servicio siempre que lo deseen o lo necesiten.
La estación cuenta con 40 bicicletas, pero a media mañana apenas quedan disponibles algo más de la mitad. Se ve que la combinación de tren y bici no está funcionando demasiado mal.
Son las 13:30 horas. Aunque en Sevilla el verano ha llegado hace semanas (Lorenzo hace tiempo que montó su parrilla en Sevilla) el termómetro que hay junto a la Estación de Santa Justa marca 31 grados. Pero sopla un viento fresquito y agradable, como de semana loca previa a un cambio de tiempo.
El carril está vacío. Parece que este tramo no es frecuentado a esta hora por demasiados ciclistas. Sin embargo, nunca falta algún peatón que acaba de salir de la estación con su maleta y al llegar a este lugar descubre que el caminito verde destinado a las bicicletas es mucho más cómodo que el acerado (por su lisa superficie) para transportar su pesada maleta. Un peligro que deben tener en cuenta todos los que circulen en bicicleta por esta zona y que, en evitación de daños, bien podrían señalizar las autoridades mediante un triángulo de bordes rojos con un trolley dentro, igual que hacen con los ciervos en los cotos.
A medida que se acerca la hora de comer se empieza a ver gente que llega en bicicleta a la estación de Sevici para soltarla y coger el tren. Entre ellos, los escarmentados de las horas punta en las salidas de Sevilla. Otros comienzan a salir de la estación para retirar una bicicleta y dirigirse a sus quehaceres. Los trenes (sobre todo los de cercanías) se llenan con gente que ha terminado su jornada matinal en Sevilla y se vacían de los que llegan ahora a la capital.
Se complementan en este punto el tren y la bicicleta como medios de transporte especialmente bien avenidos.
El carril de la loma comienza a cobrar vida. Se ven dos tipos de ciclistas según de dónde vengan y adónde vayan. Como la Estación de Santa Justa supone la etapa reina del tour sevillano, están los desfallecidos que trepan (algunos, no tan desfallecidos gracias al ejercicio) y los que bajan con una sonrisilla. Una chica joven, con su mochila colocada en la canasta de la bicicleta, viene pedaleando cuesta arriba (dejando atrás el Hotel Occidental) con bastante prisa.
Se le notan las prisas y el dolor de gemelos, que van parejos en el intento de superar cuanto antes la cronoescalada y picar billete rumbo al pueblo en un tren que está a punto de salir. Tiene la frente sudada y en el último tramo de subida se ha puesto de pie para ayudarse con la fuerza del cuerpo a llegar a la cima, donde deja la bicicleta rápidamente (en la estación de Sevici) y sale corriendo casi sin colocarse la mochila en los hombros camino del andén. Agobia mirarla.
En la otra dirección, la imagen es totalmente contraria: otra chica, con sus cascos puestos y canturreando al son de la música que tan sólo ella escucha, pasea tranquilamente por el carril y coge los frenos de la bici preparándose para deslizarse cuesta abajo teniendo cuidado de no dejarse llevar por la velocidad por si tiene que frenar ante algún coche o peatón (o maleta).
Está claro que la bicicleta enlaza con muchos trenes: con el que lleva a los pueblos, con el de la salud, con el del progreso y otros tópicos absolutamente ciertos. En el tour sevillano, ya sea paseando o a toda prisa, esta meta es de las más importantes. También de las más duras. Es el gran cambio de hábitos de transporte. Toda una proeza deportiva.
Fuente: El Correo de Andalucía.