La Sevilla peatonal: hoja de ruta

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La prioridad política se llama peatonalización. Que sea integral, parcial o accesoria, viene a ser lo de menos. Lo importante es que sea. O, al menos, que lo parezca. El gobierno local tiene previsto poner en marcha en los dos años que restan del actual mandato municipal un conjunto de medidas coordinadas cuyo objetivo es ampliar y extender los espacios peatonales tanto en el mismo centro de la ciudad como en los distintos barrios de Sevilla.

Una directriz básica del nuevo Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) que Monteseirín parece pretender convertir en su máxima apuesta política por dos factores: su relativamente escaso coste económico y sus resultados -para bien; también para mal- prácticamente inmediatos. Dos elementos claves para poder argumentar ante terceros la necesidad de continuar adelante -en un cuarto mandato- con el proyecto de ciudad que el alcalde sostiene encarnar. El hecho de que la mayor parte de estos proyectos puedan además financiarse gracias a los fondos extraordinarios que el Gobierno central y la Junta están derivando a los ayuntamientos para la lucha contra el paro -los Planes E y Proteja, actualmente en fase de realización- es otro elemento para entender los motivos de esta táctica municipal. De hecho, muchas de las obras ahora en marcha casan con la filosofía que el gobierno local afirma querer potenciar.

El Plan General establece con carácter global la conveniencia de ir peatonalizando importantes zonas de la Sevilla histórica y, en paralelo, crear una red de "itinerarios peatonales" que, desde el casco antiguo, conecten con los distintos barrios. Su discurso de potenciar centros urbanos alternativos en cada uno de los distritos y su clara apuesta por una movilidad sostenible sustentan precisamente el nuevo dogma municipal: menos coches en las áreas más centrales de Sevilla -los grandes desplazamientos interurbanos deben hacerse a través de las rondas viarias intermedias y periféricas al centro- y más transporte público, carriles-bici y desplazamientos peatonales en las zonas próximas al conjunto histórico.

Las vías para lograr este objetivo son diversas. La más importante es la reurbanización integral de una serie de avenidas que deberán ir adaptándose a estos nuevos criterios de movilidad. El Consistorio puede, por tanto, empezar a implantar esta política de inmediato mediante las obras que ya tiene en marcha y todas aquellas que contrate en los próximos dos años con dinero ajeno, ya que está previsto que los fondos estatales y autonómicos contra el desempleo para los ayuntamientos se amplíen.

En todos los ejemplos incluidos en el Plan General se usa más o menos el mismo patrón: reducción integral o parcial de las calzadas de tráfico rodado, reordenación o eliminación total del aparcamiento en superficie y reserva de suelo para futuras plataformas de transporte. Esta fórmula permitiría ganar espacios libres para el peatón bien de forma integral -como ha ocurrido ya en espacios singulares como la plaza de la Alfalfa- o bien parcial, esencialmente a través de operaciones de extensión de las aceras.

Los técnicos plantean un amplio abanico de intervenciones en la ciudad existente para ir construyendo este modelo. En todas ellas la circulación de vehículos privados se concibe como accesoria o secundaria. De ahí que en las ordenanzas del Plan aparezca que la red viaria local -tanto la nueva como la reformada- se diseñe de forma que la calzada de tráfico rodado nunca ocupe más del 60% de la anchura total de una calle. En muchos casos, el Plan permite la circulación, pero exclusivamente por un único carril para evitar el aparcamiento ilegal.

Los escenarios para la implantación de este plan de peatonalizaciones son tres. Por un lado, el casco histórico, donde está previsto convertir en grandes ejes sin coches el cardo y el decumano de la antigua ciudad romana -los ejes Norte/Sur y Este/Oeste del centro de Sevilla-, así como buena parte de la ronda histórica, cuya reforma viaria empezó hace unos meses. En la zona oriental de la Ronda la previsión es reducir el tránsito de coches a sólo dos carriles, ganando el resto para los peatones y para la futura línea 3 del Metro, que obligaría a hacer un proyecto de remodelación desde la Macarena hasta el Prado. Otras zonas cuya reforma viaria está prevista son José Laguillo (hasta el cruce con la calle Arroyo), La Florida y el puente de San Bernardo, que quedaría vedado a los coches. Sólo se permitiría el transporte público. En el Paseo Colón -zona occidental de la ronda histórica- se mantendría la circulación en doble sentido, pero reduciendo los carriles.

El segundo escenario serán los diferentes distritos de Sevilla. En ellos el PGOU plantea crear una red de "itinerarios peatonales" (ver cuadro adjunto) que discurriría por vías comerciales uniendo las paradas de transporte público y los grandes equipamientos. El tercero es el entorno del río, donde se quiere recuperar la ribera de la Cartuja -incorporando los Jardines del Guadalquivir-, el paseo fluvial entre los puentes de Los Remedios y Las Delicias y rediseñar de forma completa el Paseo de Las Delicias.

Fuente Diario de Sevilla

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6 Comentarios

  1. Jose /

    Buenas. ¿Alguien me sabría decir a qué calles corresponden actualmente el cardo y el decumano?