Sucedió en el carril-bici (final)
En el carril bici se puede hacer negocio. El sector ha crecido mucho en los últimos años, se venden muchas más bicicletas de todo tipo, pero hay nichos de mercado sin cubrir. He aquí unas sugerencias empresariales, como usuario no satisfecho por la oferta actual: vehículos a prueba de cacos, que vengan con todas sus piezas soldadas para que no se puedan robar.
O un casco diseñado para el clima de Sevilla, de alas anchas y con agujeritos chiquititos para que corra el aire y no entre el sol. Un salacot, vamos, pero moderno. Garrafas de agua de cinco litros, que es lo que te pide el cuerpo en Sevilla a los diez minutos. Pitos con volumen extrafuerte para las personas mayores, que muchas no se enteran de que te acercas peligrosamente. Falsos naranjos de acero colado, para amarrar las bicicletas con mayor seguridad.
Culotes poco apretados, para los que tienen hechuras como las mías. Cadenas y pitones ultraligeros, que te gastas una pasta en una máquina que no pesa para después cargarle cinco kilos de acero antirrobo. Chalecos reflectantes algo más elegantes y variados, algo fashion. Y un navegador para el carril, que hay lugares en los que se ha diseñado para que lo pierdas o te pierdas; y que te avisen de las trampas, como la palmera de Los Lebreros o el quiosco de Kansas City.
En realidad el éxito del carril-bici beneficia ya está beneficiando a muchos, que hacen negocio gracias a él. No sólo los comercios y talleres del sector; los amigos de lo ajeno han encontrado un nicho de actividad seguro y tranquilo, al que hay que agradecer el descenso de otro tipo de delitos. Pero también en el sector inmobiliario la presencia del carril se convierte en un factor que incrementa el valor de una vivienda.
Ya he visto varios anuncios, en distintos medios, en los que se ofrecen viviendas indicando como una de sus características la cercanía a esta vía, que la hace más atractiva para estudiantes y otros colectivos. A veces te dicen que hay una estación de bicis de alquiler en la puerta, como el no va más.
Cuando el mercado empieza a reconocer al carril, es que la idea funciona. Felicitaciones al Ayuntamiento.
Fuente: El Correo de Andalucía / Miguel Rodríguez-Piñero Royo / Catedrático de Derecho del Trabajo