Sucedió en el carril-bici (VI)
En el carril bici hay también unas reglas que a veces resultan pesadas de cumplir. Queremos que respeten nuestro carril, pero para ello tenemos que hacerlo también nosotros con todas las normas de circulación. Un ejemplo que conozco tiene título de Conrad: ‘La línea de sombra’. Que es la que se forma en la avenida de Hytasa a mediodía en verano. La parte peatonal de la acera, con una sombra estupenda y apetecible; el carri-bici, sometido a un solano inmisericorde.
La frontera entre sol y sombra, la que marcan el verde y el gris. Y tú te dices: “quiyo, o me voy por la sombra o se me van a secar las meninges”. No hay un peatón (¿quién se atreve a esas horas?). Nadie te ve ¿Tienes lo que hay que tener para mantenerte en tu carril? ¿Tienes lo que hace falta para no cruzar la línea de sombra? Esta es la prueba definitiva para el ciclista, el desafío al que todos tenemos que enfrentarnos tarde o temprano. De cómo reacciones dependerá lo que vales en el carril, si eres un ciclista de verdad o si eres un mero conductor de bicicletas.
Yo la he pasado; a riesgo de insolación, pero estuve en mi sitio, y aguanté lo que me echaron, que fue mucho. Por cierto, ¿para cuando los cascos de ciclista modelo salacot? ¿Por qué no diseñan algo pensando en el Lorenzo local? Otra de las preguntas sin respuesta sobre el carril, de las que me ocuparé la semana que viene.
Fuente: El Correo de Andalucía / Miguel Rodríguez-Piñero Royo / Catedrático de Derecho del Trabajo