Un carril bici lastrado por las deficiencias

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Árboles con ramas a la altura de la cabeza del ciclista, estrechamientos peligrosos, continuos realces y rebajes en el pavimento, obstáculos e incluso grietas de más de cinco centímetros de grosor en las que meter una rueda es una caída segura. Cierto es que el carril bici de Sevilla, que contó con una inversión total de 18 millones de euros, es el segundo que más kilómetros tiene de toda España y que la red cubre prácticamente toda la ciudad, pero también lo es que está lleno de puntos negros, de lugares en los que el ciclista tiene que circular con precaución para no sufrir un accidente.

Quizás el más famoso de todos estos sitios sea el estrechamiento que sufre el carril en la ronda de Capuchinos a la altura de la iglesia de San Hermenegildo. El Ayuntamiento ha solucionado, en parte, el problema colocando una señal de stop que obliga a los ciclistas a detenerse y ceder el paso a los peatones. Pese a ello, el carril se estrecha demasiado y está delimitado con vallas metálicas que tienen filos cortantes.

Un kilómetro más adelante, en la misma ronda histórica, hay otro estrechamiento no tan pronunciado pero igual de peligroso, en el tramo situado frente a las avenidas de Miraflores y la Carretera de Carmona. El carril se estrecha con el agravante de que pasa junto a varias paradas de autobús, de manera que quien se apea del transporte público tiene necesariamente que invadir el vial para ciclistas. Las marquesinas de las paradas, unos contenedores de reciclado de papel y la propia curva que describe la calle restan visibilidad.

Un problema parecido existe en Marqués de Pickman. Esta calle es muy transitada por tratarse de una de las zonas comerciales más importantes de la ciudad. El carril va por la acera paralelo a las paradas de autobús. Lo mismo ocurre más adelante si se continúa hacia Federico Mayo Gayarre, donde hay otro obstáculo aún mayor: las paradas de la futura Línea 1 del Metro. El carril bordea las estaciones, de manera que los usuarios del nuevo transporte se encontrarán con él nada más salir de las bocas.

Los puntos negros del carril bici no sólo obedecen a problemas en el diseño del trazado. Unas de las deficiencias más llamativas son las enormes grietas que existen a lo largo del tramo que conecta la avenida de las Ciencias, en Sevilla Este, con el barrio de Torreblanca. Las fisuras en el pavimento tienen más de cinco centímetros de grosor y en ellas cabe perfectamente una rueda. Los vecinos de esta zona han constatado además que estas grietas son ahora más grandes que hace unos meses, por lo que temen que el terreno se abra todavía más.

No es la única anomalía del carril bici en Sevilla Este, donde el firme no está en buenas condiciones y donde se pueden encontrar transformadores en mitad de la vía. También los dispositivos que riegan los jardines de esta zona de la ciudad mojan el carril, que pierde adherencia cuando el agua se mezcla con la suciedad acumulada. En la avenida de Montesierra, el carril pasa junto a varias torretas de electricidad.

En diversas zonas de la ciudad existen obstáculos en mitad del carril. Los más conocidos son los árboles que hay junto a los Jardines de Murillo y en la Ronda de Triana. En la avenida de la Palmera, en el paso de peatones de la confluencia con Bueno Monreal, hay un separador de plástico verde que dificulta el paso. En Amate hay un poste de la luz en mitad del carril que rodea el parque. En Nervión también hay obstáculos, como los macetones que invaden el carril junto al Hotel Los Lebreros y una papelera colocada en una farola en la confluencia de las avenidas de la Buhaira y Luis Montoto.

El paseo junto al río es una de las zonas más transitadas del carril bici y también cuenta con una serie de deficiencias. La pasarela de madera que cruza bajo el puente de Triana tiene tablones rotos o desnivelados que suponen un peligro de caída o pinchazo. Desde el Barranco hasta Plaza de Armas el trazado es confuso y con giros de 90 grados. En la avenida de la Palmera, el carril se corta y obliga al ciclista a continuar por la acera por detrás de las paradas del autobús.

Otro gran problema es el de los cortes. El carril se corta en todos los puentes de la ciudad -salvo la pasarela de la Expo- y se ha optado por compartir el acerado entre ciclistas y peatones. También hay cortes en calles como Marqués de Pickman, la Ronda de Pío XII o la Ronda de Triana, que obligan al usuario a circular por la acera o por la calzada. Además de estas deficiencias está la suciedad acumulada. El carril apenas se limpia y está lleno de hojas de árboles y restos que lo hacen más resbaladizo cuando llueve.

Fuente: Diario de Sevilla / Fernando Pérez Ávila

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